«Si es necesario que sea candidata para lograr mayor cantidad de votos, lo soy». Cristina de Kirchner dejó abierta ayer la puerta para subirse al ring electoral aunque, planteó, su prioridad es que se conforme un espacio opositor competitivo que le «ponga freno al gobierno de Macri«.
En una entrevista para el canal C5N, la ex presidente se ofreció como postulante a «senadora o diputada» por la provincia de Buenos Aires pero dijo, a la vez, que si hay «otro u otra candidata» que «garantice una victoria y unidad» será «bienvenido».
«Nadie puede pensar sensatamente que estoy detrás de un cargo de senadora o diputada» dijo en un zigzag para dejar un mando de duda sobre cual será, al final, su decisión.
Cristina repitió, frente a cámaras, lo que el martes le dijo a un grupo de veinte intendentes leales que la visitó en el Instituto Patria: que está dispuesta a ponerse al frente de la batalla electoral y habló de una «responsabilidad histórica».
Dejó, con sus gambetas, todo supeditado a que se produzca una especie de clamor en el peronismo que le pida que encabece la boleta en la Provincia. Y a un factor, si se quiere, ajeno a su voluntad: que Florencio Randazzo, su ex ministro, desista de pedir primarias.
«Hablaría muy mal de mí si me pongo a discutir con alguien que fue mi ministro durante ocho años» dijo en referencia a Randazzo, a quien no mencionó por su nombre -como a ningún otro dirigente del PJ- y con quien se mostró dispuesta a dialogar.
Consideró que las PASO son nocivas y citó, como argumento, que ni el oficialismo, ni el Frente Renovador ni el «Partido Obrero» tendrán primaras.
Tuvo, así y todo, una crítica a sectores del peronismo que no cumplieron con el «contrato electoral de los que lo votaron» y «no estuvieron a la altura de las circunstancia».