Cristina Kirchner desempolvará el título de abogada que recibió en noviembre de 1979. No para lidiar en los tribunales ni patrocinar a terceros sino para ejercer, de manera simbólica, su propia defensa. Su defensa política.
Tras el ?34% del domingo 13, la ex presidente explora recursos y variantes para encarar la campaña de octubre. Hay, como linea de acción, un criterio: la campaña light de las PASO no será suficiente para ganar la batalla que se viene.
El concepto es más sofisticado y supone, según confiaron fuentes K a Clarín, que para atraer votos extras en los 70 días que faltan para la general, la ex presidente deberá ponerse al frente de la campaña.
«Lo que sacamos ya está. La única que puede salir a a buscar los votos para ganar es ella», anticipa un armador K y aclara: «Ella misma». ¿Por qué? Porque así como no transfiere votos (lo reflejó la diferencia con su lista de diputados) nadie puede hablar en su nombre.
Traducción: Cristina se convertirá en su propia abogada, la que enfrente las críticas y, sobre todo, la que responda las múltiples denuncias de corrupción referidas a década K.
«Tiene que hablar de todo», dicen a su lado y apuntan, en base a encuestas, que el principal factor de rechazo entre los votantes tiene que ver con las sospechas de corrupción. El rasgo de la campaña para las PASO fue escuchar. Eso es lo que está en revisión.
Este año, días antes de armar Unidad Ciudadana y anotarse como candidata, Cristina le dio una entrevista a medios locales: a C5N donde estaban Gustavo Sylveste, Víctor Hugo Morales, Roberto Navarro y Daniela Ballester.
Habló con medios del exterior, como Telesur. Podría repetirse algo similar como paso previo a conceder entrevistas a a periodistas locales.
Pudo ser una pista la charla televisada que tuvo ayer con Agustín Rossi, el ex ministro de Defensa que encabezó la lista de Unidad Ciudadana que ganó la primaria del Frente Justicialista que venció el domingo en Santa Fe.
Como Cristina, Rossi denunció que se «frenó» la carga de datos en Rosario, su distrito fuerte, para «simular» que Cambiemos había ganado en la provincia.