«Los bienes culturales están destinados a las actividades caritativas de la comunidad eclesiástica» pero pese a la obligación de preservarlos «no tienen un valor absoluto, sino que en caso de necesidad deben servir al mayor bien del ser humano y especialmente al servicio de los pobres», advirtió este jueves el sumo pontífice. Sobre las iglesias vacías dijo que «son un signo de los tiempos que nos invita a una reflexión».
«La edificación de una Iglesia o su nuevo destino no son operaciones tratables solamente bajo el perfil técnico o económico», destacó el pontífice en su mensaje a los participantes del Congreso«¿Dios no vive más aquí? Cesión de lugares de culto y gestión integrada de los bienes culturales eclesiásticos».
Fuente: Clarín