La Bolsa de Cereales llevó a cabo el Lanzamiento de la Campaña Gruesa 2022-2023. Como suele ocurrir en el evento, se analizó el escenario bajo el cual se va a desenvolver el nuevo ciclo productivo y se publicaron las primeras estimaciones de producción, exportaciones y contribución de las cadenas agrícolas a la economía argentina.
En el discurso de apertura, Juan José Bahillo, Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, destacó la decisión de los productores de invertir y apostar a la producción en un contexto difícil y complejo, en donde enfatizó la sequía y la situación bélica a nivel global. En esta línea, se refirió al Programa de Incremento Exportador que alcanzó muy buenos resultados, valorando la iniciativa de los productores de incorporarse y vender sus granos de soja.
También se refirió a la propuesta presentada por la Red BPA en cuanto a buenas prácticas agropecuarias, la cual será incorporada en el próximo CFA (Consejo Federal Agropecuario) y resaltó “el trabajo conjunto de muchas entidades en la cual la Bolsa tiene una participación importante para generar un marco normativo homogéneo en todo el país y dar previsibilidad y tranquilidad a la comunidad y a los productores”.
El Presidente de la Bolsa de Cereales, José C. Martins, remitió a la enorme oportunidad que tiene Argentina de dar respuesta a la preocupación mundial en relación a seguridad alimentaria, el suministro de energía y el intercambio y la provisión de alimentos. En ese sentido, indicó que “no hemos sido capaces de convencernos de tomar posicionamiento para abastecer esta demanda, debido a una macroeconomía inestable, una política con una alta presión tributaria y un escenario cambiante en las reglas de juego”.
Asimismo, señaló que “el sector no necesita ni subsidios ni prebendas, solo previsibilidad y una reducción gradual de la carga impositiva”. En ese sentido, afirmó que “desde Bolsa de Cereales, junto al Consejo Agroindustrial, venimos impulsando un proyecto de ley que brinde reglas de juego claras, previsibilidad, un escenario que permita invertir, poder mejorar la infraestructura, y poder crecer en valor agregado” siendo necesario que el mismo sea aprobado y promulgado para generar crecimiento y más producción y empleo.
A continuación, en los primeros dos paneles de la jornada se analizó el escenario internacional, haciendo foco en sus efectos sobre la agroindustria argentina.
En primer lugar, Seth Meyer, economista jefe del USDA, describió la situación tirante que caracteriza al balance de oferta y demanda mundial de granos desde la invasión de Rusia a Ucrania, y subrayó la necesidad de que el resto de los países productores prioricen políticas tendientes a aumentar la productividad y eviten la adopción de restricciones a las exportaciones.
Luego, Nelson Illescas, Director de Fundación INAI, abordando los desafíos que implican los cambios geopolíticos, resaltó que es preciso trabajar en la construcción de una agenda de relacionamiento que equilibre las necesidades comerciales con los vínculos políticos. Por otro lado, en relación a la agenda de cambio climático, concluyó que las medidas adoptadas para avanzar en materia de sostenibilidad ambiental no deben constituir una restricción encubierta al comercio internacional.
El panel de cierre “Escenario y Perspectivas de la Campaña Agrícola 2022/23” inició con las perspectivas climáticas para el nuevo ciclo productivo, a cargo del ingeniero Eduardo Sierra, quien describió que la ausencia de lluvias, como consecuencia de los últimos dos ciclos consecutivos de “La Niña”, plantean un escenario desfavorable para la definición de los rendimientos en cultivos de invierno y para el inicio de las labores de siembra para cultivos de verano.
Sin embargo, aseguró que el sistema evolucionará lentamente hacia un “neutral”, “estabilizándose a partir del mes de enero”.
A continuación, la economista de la Fundación INAI, Jimena Vicentin Masaro, analizó la alta volatilidad que existe en los mercados internacionales, donde los precios de los granos y de los insumos se encuentran por encima de la campaña anterior. Haciendo foco en los márgenes relativos de los distintos planteos, destacó la competitividad de las producciones de soja y girasol.
Además, mencionó que ante factores locales como la inestabilidad macroeconómica y las actuales políticas agropecuarias, los productores buscarían alternativas para hacer frente al riesgo, volcándose a planteos que impliquen menor inmovilización de capital, rendimientos más estables y reglas de juego más previsibles.
Luego, Daniela Regeiro, analista agrícola de Bolsa de Cereales, subrayó que la campaña actual presenta un desafío para la adopción tecnológica, con el riesgo de presentar un retroceso en algunos indicadores relevantes para la sustentabilidad de los sistemas productivos y el cuidado de los recursos, como la siembra directa, las rotaciones, los cultivos de servicios y la fertilización.
No obstante, la nueva campaña podría acelerar la curva de adopción de herramientas de manejo que permiten hacer un uso más eficiente y sustentable de los insumos y los recursos, como análisis de suelo, nutrición por ambientes y refugio, al tiempo que podría favorecer un incremento de la participación de insumos de origen biológico.
Con este panorama, Martín López, analista del departamento de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales, señaló que la superficie sembrada con cultivos extensivos en Argentina registraría un retroceso en la campaña 2022-2023 que, junto a los menores rindes estimados como consecuencia del escenario climático, resultaría en una producción de 127,7 millones de toneladas, reflejando una caída de 1,6% en relación con la campaña anterior.
El mayor retroceso se daría en la superficie y producción de trigo, que alcanzaría 6,1 millones de hectáreas y 17,5 millones de toneladas, respectivamente.
Asimismo, expresó que disminuirían el área sembrada de maíz y sorgo, en donde se observaría una mayor participación de siembras tardías.